La historia de la exploración naturalista sigue un curso paralelo al desarrollo de las ciencias naturales. Al principio, las exploraciones sólo tenían como objetivo reconocer y describir elementos nuevos de la naturaleza, mientras que hoy buscan explicaciones sobre la diversidad observada.
Los exploradores naturalistas profesionales aparecen en el siglo XVIII. Desde entonces, los recursos cartográficos y los medios de exploración han mejorado extraordinariamente. Ahora se exploran nuevos hábitats y lugares inpensables hace sólo un par de décadas.
Las imágenes del planeta y de los elementos naturales tienen vidas paralelas. Durante más de 1.500 años, hasta al principio de la edad moderna, los límites del mundo conocido permanecieron casi inalterables. El Mediterráneo se encontraba en el centro y el resto del mundo era aún difuso. La representación científica de los organismos naturales dependía de las aptitudes humanas y de la precisión de las artes pictóricas.
La edad moderna significó un avance extraordinario. En poco tiempo se acabó teniendo una visión casi exacta de la forma y tamaño de los continentes y la llegada de la fotografía, a principios del siglo XIX, fue fundamental para fijar la imagen naturalista.
Hoy en día, las tecnologías digitales permiten obtener datos muy precisos y a distancia de los cambios que se producen en la superficie del planeta o en cualquier espacio natural remoto.
La evolución técnica también está presente en los recursos disponibles para explorar. Los instrumentos, la indumentaria y el medio de transporte son factores críticos para alcanzar objetivos cada vez más ambiciosos. En los medios acuáticos el equipamiento es fundamental.
Mares y océanos son testigos de la obstinación por explorar más allá de las barreras físicas. La exploración de los medios acuáticos es un reflejo directo del progreso tecnológico orientado a garantizar la supervivencia en un medio letal para los humanos.