Una buena manera de estimar el estado de un ecosistema es conocer la densidad de población que tienen en el mismo ciertos organismos, considerados como indicadores del conjunto del sistema biológico. El uso de indicadores abarata la aplicación de programas de gestión ambiental.
Los indicadores de biodiversidad se denominan bioindicadores. Cuando las poblaciones de una especie son sensibles a las modificaciones que presenta un medio, dicha especie queda acreditada como indicador de calidad ambiental o biomarcador.