Los antiguos desplazamientos de supervivencia de los primeros exploradores dieron paso a expediciones con objetivos científicos y con gastos proporcionales a la ambición de cada proyecto. Tanto entonces como ahora, las expediciones requieren el apoyo y financiación de las instituciones y poderes públicos.
Las monarquías exploran nuevos territorios para dominarlos. En los siglos XVIII y XIX, las sociedades científicas promueven expediciones y contratan recolectores. Ahora, instituciones públicas y privadas subvencionan las expediciones.